Por las mañanas...
cuando quise darme cuenta,
el despertador parecía volar...
pero terminó siendo una caída libre.
Me di cuenta de que me encontraba mal,
todo mi cuerpo estaba empapado,
y las sábanas se habían convertido
en una enorme bola de nieve.
Me dolía mucho la garganta
y comprobé a mi pesar, que
encima de la mesa estaba la causa,
dos paquetes de tabaco vacíos.
Volví a tumbarme mirando el techo,
como si fuera capaz de controlar
el repentino mal humor de por las mañanas.
- Otro día más...(pensé)
y parece que el fín de semana,
no llega nunca.
(Isa)