06 junio, 2005

Delirios

Quizás, estas líneas no sean justas en su cierta medida...
pues es mi corazón el que toma el control de mis manos y de mi vida entera para crear un monstruo, para decir aquellas palabras escondidas y prohibidas que se ahogan en mi interior y que nunca son contadas...

Pero llegó el momento, explotó hace escasos días cuando la ira y la rabia finalmente sumergieron desde la profundidad del abismo de mi alma.
Y... por respeto, por cariño e incluso... por lo más importante, el amor... las promesas de no hablar, de no malgastar el tiempo por esto o aquello, me hicieron retroceder sobre mis pasos y callar y asentir con la cabeza y sonreir...

- "¿Tortilla o tortilla?"

Hay personas que son capaces de herir tanto y tan profundamente... que no se merecen el respeto y el cariño de quienes una vez, sólo... una vez, se lo brindaron. La herida asestada, esconde un dolor insoportable y agudo que deja huella a corto y largo plazo... y ella, mi hermana, mi amiga... se esconde tímidamente en un rinconcito de su habitación llorando en silencio, con lágrimas secas intentando comprender la razón, el motivo, las causas... sin encontrar respuestas.

Comprendí, amiga mía, que el arsénico es un veneno muy dulce y que su condena no había hecho más que empezar. Mi venganza tomaba forma... Hay palabras que contienen mucho más de lo que puedan significar al ser pronunciadas... son puros y verdaderos. Fue entonces cuando sonreí para mis adentros... Aquellas palabras serían su condena, él las desconoce.

- "Tortilla"

Ya es tarde, muy tarde... tú, condenado y proscrito... deja de intentar balbucear palabras que ni sientes ni padeces. Ni siquiera eres capaz de entender y de sentir. Tus pesadillas te carcomen, te enloquecen, das vueltas en torno a nada... giras, giras y giras para parar en seco y encontarte solo, una vez más, como siempre...

Ella, mi hermana, mi amiga... vale mucho más

(Isabel)
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