16 diciembre, 2005

Hacia nuestro destino...

Todavía no había amanecido
y el ejército estaba dispuesto...

Apenas las horas que quedaban
nadie había podido o querido descansar...
Sabíamos que en un momento u otro
tendríamos que enfrentarnos a un gran rival
y aunque estábamos preparados...
la muerte estaba acechando en nuestras tiendas.

Nos encaminabamos a nuestro destino
creyendo fervientemente en un joven
que cambiaría el transcurso de nuestras vidas...
Alejandro Magno.

A espensas del enemigo,
en lo alto de la colina ...
se oían los ecos de tambores
y se respiraba el humo de las hogueras
pero no había miedo o temor alguno...

(Isa)
Search this site or the web powered by FreeFind

Site search Web search